Los cólicos son un desafío común en los primeros meses de vida de un bebé, un período en el que los padres pueden enfrentar el llanto inconsolable y el malestar de su pequeño sin saber, a menudo, cómo ayudarlo. Aunque es una fase normal y temporal, los cólicos pueden ser difíciles de controlar, tanto para el bebé como para los padres. Más que buscar soluciones, este es el momento de rodear al bebé de amor, tranquilidad y consuelo, creando vínculos aún más fuertes.
¿Qué es el cólico y por qué es tan común en los recién nacidos?
El cólico es un episodio de llanto intenso y malestar abdominal, generalmente asociado a la acumulación de gases en el sistema digestivo del bebé. En los primeros meses de vida, el sistema digestivo del recién nacido aún está madurando, lo que hace que el proceso de digestión sea más lento y difícil. Esto puede provocar la acumulación de aire en el intestino, causando malestar y, en consecuencia, calambres. La inmadurez del tracto gastrointestinal, junto con la adaptación del bebé a la alimentación (ya sea lactancia materna o fórmula), contribuye a la frecuencia de estos episodios de llanto. Es una fase completamente normal, que afecta a la mayoría de los recién nacidos, y tiende a desaparecer a medida que el sistema digestivo del bebé se desarrolla y se vuelve más eficiente.
¿Qué puede ayudar a tu bebé?
Aliviar los cólicos comienza con pequeños gestos, que no sólo ayudan a reducir las molestias, sino que también fortalecen el vínculo entre padres y bebé. A continuación se presentan algunas técnicas sencillas y efectivas:
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Masajes suaves en el vientre
Masajear la barriguita de tu bebé con movimientos circulares, en el sentido de las agujas del reloj, puede ayudar a liberar los gases que le causan malestar. Este momento también es una oportunidad para transmitir tranquilidad a través del tacto. -
Calidez reconfortante
Aplicar algo tibio en el vientre del bebé es una forma sencilla y efectiva de aliviar el dolor. Una bolsita de semillas de Aposán , por ejemplo, se puede calentar de forma segura y colocar suavemente sobre la barriga, proporcionando alivio mientras envuelve al bebé en una comodidad relajante. -
Abraza al bebé con cariño
Sostenga al bebé para aliviar la presión en el abdomen. Sostener a tu bebé con su vientre apoyado en tu antebrazo o en una posición ligeramente vertical puede aportar alivio y tranquilidad. Este momento, envuelto en tus brazos, es uno de los más poderosos para transmitir seguridad. -
Movimiento y sonidos calmantes.
Un suave balanceo, ya sea en brazos o en un portabebés, puede ser relajante. Los sonidos relajantes, como los latidos del corazón o el ruido blanco, ayudan a que su bebé se sienta seguro y lo llevan de regreso a la comodidad del útero.
Productos que pueden marcar la diferencia
Aunque el tacto y la comodidad son esenciales, hay ocasiones en las que se pueden utilizar productos adecuados para ayudar al bebé a superar los cólicos:
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Infacol ayuda a reducir las molestias causadas por los gases al facilitar la liberación de las burbujas de aire que quedan atrapadas en el sistema digestivo. Es una opción suave y práctica, indicada para bebés que presentan síntomas típicos del cólico, como rigidez y piernas encogidas.
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Por otra parte, Colimil combina extractos naturales de manzanilla y melisa con el probiótico Lactobacillus reuteri, favoreciendo el equilibrio de la flora intestinal. Actúa suavemente para reducir las molestias y los episodios de calambres, lo que lo convierte en una opción natural para quienes buscan un alivio más integral.
Ambas son opciones válidas y efectivas, pero con diferentes objetivos: Infacol se centra en el alivio inmediato de los gases, mientras que Colimil favorece un equilibrio digestivo más duradero. La elección depende de las necesidades específicas del bebé.
Mucho más que cólicos
El cólico no es sólo un problema físico: es una invitación a pasar tiempo y conectarse con su bebé. El contacto piel con piel, el tono suave de la voz, los abrazos y la paciencia crean un ambiente de amor y seguridad que va más allá del alivio inmediato.
Aunque es una fase difícil, también es temporal. Afrontarlo con calma, con cariño y con las herramientas adecuadas ayuda a que este periodo sea menos angustioso y más significativo. Después de todo, cada lágrima de consuelo es un paso hacia el fortalecimiento del vínculo especial entre padres e hijos.